Por José Ramón Monge Hernández
Llama la atención que, desde hace unos años, casi desde el comienzo de la crisis en nuestro país, hayan empezado a surgir programas de televisión en los que la gente enseña sus viviendas a los demás. Es curioso porque, en la mayoría de los casos, se exhiben casas especialmente grandes y lujosas, con unos llamativos estilos decorativos y arquitectónicos, alojadas en formidables terrenos de ensoñación. Incluso los famosos se están uniendo a la moda.
Esta es la “realidad” que se muestra en una época en la que, cada día, cientos de personas son desalojadas forzosamente de sus casas y obligadas a vivir en la calle, en un país donde aumentan las familias que sólo pueden dar de comer a sus hijos una vez al día y donde casi seis millones de personas están sin empleo. Quizá los medios televisivos deberían empezar a reflexionar sobre la pertinencia de los programas que nos ofrecen e intentar crear otros formatos que fomenten la educación, honestidad o el respeto a los más necesitados.